Tradición
Más que las circunstancias del mercado del virgen extra, fue una inquietud personal por materializar todo lo aprendido durante décadas de trabajar el olivo, la que propició que en el año 2013 tomáramos la decisión de envasar nuestro propio virgen extra procedente de los olivos arbequinos y hojiblancos.
La idea fundamental que nos ha guiado a la familia Blanco en nuestra propia producción artesanal de virgen extra es la de no mezclar variedades diferentes ni filtrar el aceite. Hay que envasar lo que el campo da en toda su verdad y pureza. El aceite de oliva virgen extra Blanco es puro zumo, joven y fresco, de la aceituna.
Las condiciones naturales, la inexorable intemperie, determinan cada temporada las características del aceite. Pero la mano del hombre siempre tiene algo que decir si se para uno a escuchar lo que el campo le dice.
Cada temporada, seleccionamos un trozo concreto de Fuente Alcaide para producir nuestro virgen extra, a partir de los cuales sacamos al mercado una limitada edición de cada una de las dos variedades, arbequino y hojiblanca.
Esta producción propia comenzó casi como algo de carácter privado, pero la calidad excepcional del virgen extra Blanco fue reclamando una sofisticación cada vez mayor en el envasado y la distribución.
La producción del aceite de oliva virgen extra Blanco se encuentra inmersa en un proceso de transformación integral hacia una agricultura plenamente ecológica mediante el uso de abonos naturales, compost y estiércol de toda la vida, ricos en materia orgánica, como una vuelta a los orígenes de la producción agrícola ancestral.